La lectura es, en efecto, uno de los hábitos más significativos que se adquieren a lo largo de la vida. Leer nos permite comprender, conocer e interpretar muchas de las dificultades en las que podemos encontrarnos a lo largo de los años, así como guiarnos y ofrecernos un aprendizaje sobre un aspecto concreto que desconocemos. Sin embargo, cuando aquello que se lee presenta un componente lingüístico-literario, no todas las personas manifiestan gran interés por su lectura.
En las escuelas, especialmente durante las etapas muy tempranas, se presenta la lectura como un elemento de entretenimiento que pretende cautivar a quien lee (o, en los infantes, quienes la escuchan), con la finalidad de promover el interés literario y la creación de un hábito lector en el alumnado. Este hecho, a menudo, se prolonga hasta las etapas de Educación Primaria con la ofrenda de obras cuya temática se relacione con la edad cronológica de los discentes.
Sin embargo, cuando ahondamos en las etapas posteriores, concretamente en la Educación Secundaria Obligatoria, observamos cómo este interés decae tras el ofrecimiento único de títulos relacionados con obras mucho más complejas, que se ubican dentro del canon filológico-literario. Es cierto que este tipo de obras ofrecen un gran bagaje cultural, dado que introduce al alumnado dentro de un contexto histórico, pero deberíamos de plantearnos si es la adolescencia la etapa más adecuada para este acercamiento tan significativo y limitado. ¿Realmente es la literatura histórica, basada en la enseñanza exclusiva de lecturas que se encuentran dentro del canon literario, la más adecuada para fortalecer el hábito lector de los y las adolescentes?
Cuando hablamos de literatura historicista, nos referimos a la enseñanza de ésta a partir de lecturas que se encuentran dentro del canon literario: El poema del Mio Cid, Lazarillo de Tormes, El Quijote de la Mancha, La Celestina, entre otras obras. Todas estas obras marcaron un antes y un después en la literatura, bien por el contexto en el que fueron publicadas, su sátira o la moraleja que pretenden enseñar al lector. Sin embargo, se trata de obras que fueron presentadas en un tiempo histórico diferente al que nos encontramos en la actualidad, y en su caso, con el uso de un lenguaje más complejo. Con lo cual, si el acercamiento literario que ofrecemos a los adolescentes presenta un lenguaje cuyos términos y expresiones se alejan de su comprensión, éstos perderán el interés por la misma y no se mantendrá el hábito lector que se buscaba crear en las etapas anteriores.
En la actualidad, son muchas las personas que han investigado acerca de cómo enseñar y mantener el hábito lector en los y las jóvenes. Rovira (2023), nos dice que “la lectura no debe centrarse en su función de transmisora de conocimientos, sino en su valor como forma artística y placentera”. En efecto, uno de los elementos más relevantes para la creación del hábito lector es la motivación por la lectura. Y es que, si la persona no tiene interés por la misma, es apenas posible que quiera disfrutar de la lectura en su tiempo libre. Esta idea se asocia con la literatura inversa, donde enseñar literatura basa su propósito en el acercamiento del alumnado a obras basadas en los intereses de los y las discentes.
Bajo esta perspectiva, considero que el método de literatura inversa sería muy interesante a valorar en gran parte de las instituciones educativas, dado que no podemos propiciar un aprendizaje más complejo sin haber asentado previamente una base sólida sobre la que forjar dicho aprendizaje. Y una vez que el alumnado haya adquirido la competencia literaria, ese hábito lector, profundizar en ello con obras más complejas que se ubiquen dentro de ese canon literario que es tan importante para formar al alumno/a en el contexto histórico y cultural en el que se encuentra. Ninguno de estos métodos es más relevante que el otro, pero sí lo es el momento en el que deben aplicarse, pues de ello dependerá que los y las discentes mantengan su interés por la literatura durante toda su vida.
Bibliografía
Rovira J. (2023) Una reflexión sobre la enseñanza de la literatura y una propuesta renovadora. Education and Reseach, 49.
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