Si fueses estudiante del grado de Filología hispánica o de Maestro en Educación Primaria, ¿qué preferirías: estudiar desde las perspectivas actuales del siglo XXI o iniciarte con la Antigua Grecia de hace 4000 años? A continuación, hablaremos de las ventajas y desventajas de dos visiones metodológicas empleados a día de hoy: la literatura historicista y literatura inversa.
Por el momento, antes de que la LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario) sea implementada, las universidades españolas optan por el enfoque historicista, excepto cuatro de ellas. Como es de suponer, este modelo posee algunas ventajas, de entre las cuales destacamos una mejor comprensión cronológica del contexto histórico y elementos literarios de las diferentes épocas, puesto que al partir del arjé, podemos entender mejor el origen, la razón. Es decir, en muchas ocasiones, para darle una interpretación a las obras literarias, podemos ayudarnos de las estructuras antiguas existentes, ya que los escritores tienden a repetir con los años las establecidas en la antigüedad. En general, por naturaleza, construimos mejor el conocimiento cuando tenemos referencias, nos aseguramos hacerlo de forma correcta y siguiendo un patrón. Por ello, entenderemos mejor un poema actual si primero somos capaces de analizar y sentir uno que fue escrito en la Edad Media, acto que no permite la literatura inversa.
Por otro lado, uno de los inconvenientes de la literatura historicista es la poca relación con el contexto presente del alumnado. Es comprensible que nos llame antes la atención un escrito relacionado con nuestra época o publicado de forma más reciente. Evidentemente, tanto el lenguaje empleado como los temas tratados en todos los géneros (narrativo, lírico y dramático) posiblemente se acerquen más a la realidad del discente. Entender un texto en castellano antiguo puede resultar un tanto farragoso, mientras que comprender uno creado en tu mismo nivel lingüístico es más accesible. En consecuencia, una gran ventaja de la literatura inversa es el acercamiento que genera y la facilidad lingüística que representa.
¿Qué opción es mejor? No podemos afirmar con certeza que exista una superior, ya que como hemos observado, aportan ventajas diferentes. Una ayuda a tener un intertexto lector más enriquecido y la otra fomenta el acercamiento o motivación gracias a una visión más actual. En general, el enfoque es parte del proceso de enseñanza, pero no debemos olvidar un factor importante: el/la docente. La literatura inversa desde la perspectiva de un docente poco implicado o algo desactualizado metodológicamente, puede crear un clima de enseñanza-aprendizaje un tanto tedioso. En cambio, si este/a lleva al aula universitaria propuestas y recursos actuales para acercar el método historicista, los resultados serán bastante más favorecedores. En conclusión, combinar ambas técnicas o emplear una de ellas desde un enfoque dinámico, sería la opción más provechosa y satisfactoria.
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