sábado, 7 de diciembre de 2024

El universo mágico de la literatura infantil

La literatura en Educación Infantil ocupa un papel muy importante en el desarrollo integral del alumnado. Los docentes mediante el uso álbumes ilustrados, poemas, adivinanzas y otros textos literarios, podemos estimular no solo el desarrollo lingüístico, sino también el social, emocional y cognitivo. La interacción con estos recursos literarios enriquece el vocabulario del alumnado, mejora su comprensión lectora y fortalece sus habilidades comunicativas. En esta época del año, quiero destacar un libro muy adecuado para trabajar las adivinanzas con los más pequeños/as: Adivinanzas de Navidad, el cual contiene 21 adivinanzas con sus respectivas solapas lo que le hace más atractivo para ellos y ellas.

Además, la literatura permite que el alumnado desarrolle su imaginación y creatividad. Un libro que me viene a la mente es ¡Flores! de Hervé Tullet, el cual despierta el interés por el arte y la naturaleza, fomenta la creatividad, la imaginación, la expresión artística, entre otros. Además, la literatura permite transportar al alumnado a mundos imaginarios a través de la interacción con historias y personajes, inspirándole a inventar otros finales o crear sus propias historias.

De igual manera, la literatura infantil es una herramienta ideal para transmitir valores y fomentar habilidades socioemocionales. A través de los personajes y las situaciones a las que se enfrentan, el alumnado adquiere lecciones sobre amistad, empatía, respeto y resolución de conflictos. Las historias también les ayudan a identificar y comprender sus propias emociones al sentirse identificados/as con lo/as protagonistas. Un álbum ilustrado con el que se promueve el valor de la amistad y la importancia de pedir perdón es ¿Me perdonas? y otro álbum ilustrado que fomenta la empatía es Ponte en mi lugar, ambos muy adecuados para tenerlos en la biblioteca del aula de Educación Infantil.

La literatura también favorece el pensamiento crítico del alumnado en estas edades. Al analizar las historias, el alumnado puede identificar problemas y proponer soluciones, lo que fortalece su capacidad para reflexionar y razonar de manera más profunda.

Por otra parte, la literatura enriquece la vida cultural del alumnado al acercarlos a sus tradiciones y costumbres, lo que les ayuda a entender y formar parte del entorno cultural al que pertenecen. Además, los álbumes ilustrados pueden ayudar a valorar la diversidad y el respeto hacia todas las personas. Algunos ejemplos de este tipo de álbumes ilustrados son: El cazo de Lorenzo y Por cuatro esquinitas de nada.

Finalmente, la lectura compartida fortalece los lazos afectivos entre niños/as y adultos. Como explicó Bea, más conocida como Cuentina_cantaycuenta, son muy importantes las técnicas que aplicamos nosotros como docentes en la animación lectora. Ya no solo consiste en contar historias, sino que para que realmente esas historias lleguen al alumnado es necesario convertir la lectura en una experiencia interactiva y única. De esta manera, podremos captar mejor la atención del alumnado.

Para ello, como nos comentó Bea es necesario que en las sesiones de cuentacuentos utilicemos una serie de estrategias como son el empleo de una voz expresiva, el cambio de tono, volumen y ritmo de la voz según los personajes y las situaciones, puesto que así se mantiene mejor el interés del alumnado y se le ayuda a comprender las emociones en la historia. Igualmente, el empleo del lenguaje corporal y los gestos, los movimientos de las manos, las expresiones faciales y la postura del narrador complementan las palabras, haciendo que la historia sea más visual y emocionante. Por último, utilizar canciones e interactuar con el alumnado durante la narración también es una forma de que el alumnado forme parte de la historia y resulte más atrayente. Aún me acuerdo de cuando era pequeña que cada 15 días, los domingos, en el parque de El Palmeral, se realizaban sesiones de cuentacuentos al aire libre de manera gratuita, en los cuales el público, tanto adultos como niños/as, interactuábamos con los cuentistas, cantando, saliendo al escenario…Como niña que era, no me podía divertir más. Siempre les preguntaba a mis padres cuándo era el próximo cuentacuentos.

Y es que los libros como bien afirma Anna Quindlen son: “el avión, el tren, el camino. Son el destino y el viaje. Son el hogar”.

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