Un debate entre la metodología historicista y la metodología inversa en la enseñanza de la lengua y literatura
Como bien se indica en la ley educativa actual, la enseñanza y el aprendizaje de la lengua y la literatura tienen un papel fundamental en la transmisión de valores y en la comprensión de la propia identidad y del patrimonio cultural. Los futuros y futuras docentes, muchas veces nos replanteamos cuál es la metodología que permite que los contenidos lleguen realmente al alumnado. Por ello, es necesario analizar en profundidad los distintos métodos para determinar cuál de ellos facilita un aprendizaje más significativo y duradero.
Respecto a las ventajas de la metodología historicista, el hecho de secuenciar los contenidos cronológicamente puede hacer que el alumnado construya de manera más sencilla un esquema mental lógico sobre cuándo y dónde ocurrió cada acontecimiento. Además, esta perspectiva ayuda a establecer conexiones entre el pasado y el presente que permiten entender mucho mejor las causas y las consecuencias de cada hecho. Sin embargo, esta metodología suele tener un gran inconveniente, que es que en muchas ocasiones resulta demasiado monótona y lejana para el alumnado, ya que, los contenidos se pueden percibir como distantes o poco aplicables. Por este motivo, las y los estudiantes podrían tener un menor interés o participación en las clases.
En cuanto a las ventajas de la metodología inversa, esta es bastante original, puesto que, es una manera diferente y dinámica de trabajar los contenidos. Además, se parte de los momentos y siglos más cercanos a nuestro contexto temporal para luego trabajar aquellos aspectos que tal vez nos cuestan más de imaginar al ser más lejanos. Al igual que se ha hecho con la anterior metodología, también es conveniente mencionar algunas de las desventajas. Al emplear el enfoque inverso, podrían aparecer algunas confusiones espaciotemporales. Es decir, tal vez los contenidos más actuales son consecuencia de algún hecho o conflicto que ocurrió siglos atrás y no se conoce. En consecuencia, habría que estar dando continuamente saltos temporales para poder explicar adecuadamente las causas de hechos que se están estudiando.
¿Se podría hacer una combinación de las dos? Puede ser una buena idea, ya que, se sumarían las ventajas y disminuirían los inconvenientes. Pero, si tuviera que elegir una de ellas, optaría por la historicista porque, como se empieza desde contexto histórico, creo que es más fácil apreciar, por un lado, cómo los autores y autoras han respondido a las realidades de su época, y por otro lado, cómo sus obras se han visto influenciadas por los cambios sociales, políticos y culturales. Sin embargo, opino que en este debate también se debe tener en cuenta la práctica docente, ya que, la manera de impartir clase de cada maestro/a influye profundamente en el impacto de la metodología elegida. La efectividad de un enfoque, ya sea historicista o inverso, depende en gran medida de cómo el profesorado adapta los contenidos, utiliza recursos didácticos y motiva al alumnado.
Para terminar con este debate, me gustaría hacer una recomendación. Se elija una u otra, pienso que, como se ha comentado, una de las claves es emplear recursos motivadores para trabajar los contenidos. Una herramienta interesante para ello es la línea del tiempo, ya que, permite comprender de manera más visual las causas y consecuencias y observar los cambios que han ido surgiendo a lo largo de los siglos. Ahora os pregunto, ¿qué metodología usaríais vosotras y vosotros y por qué?
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