La enseñanza de la Lengua y la Literatura demanda una metodología que dote de dinamismo al proceso de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, existen diversos métodos que van a permitir conseguir que esta ciencia sea bien acogida por la comunidad educativa y que tanto docentes como discentes disfruten de un proceso que puede resultar ser toda una gran aventura. Nos referimos a la metodología historicista y a la metodología inversa.
Respecto a la metodología historicista, podemos decir que tiene como puntos fuertes que nos permite identificar la evolución de una lengua con sus cambios lingüísticos significativos a lo largo del tiempo. Un idioma es un elemento vivo que se va modificando en función de diversos cambios sociales y culturales que se han ido produciendo, por ello, utilizar esta metodología nos va a permitir saber de dónde procede una determinada lengua.
En cuanto a la Literatura y teniendo en cuenta cada contexto que se estudia, este método nos permite comprender mejor el significado de una obra relacionándola con los acontecimientos, valores e ideologías de la época a la que pertenece. Además, se puede observar la evolución de los estilos literarios a lo largo del tiempo.
En contra, la metodología historicista tiene como punto débil que se puede caer en la idea de que una obra tiene o no calidad por la época a la que pertenece y no por la persona que la escribió. También se requiere un conocimiento histórico profundo de una época concreta, de la evolución histórica y de varias disciplinas como la Literatura, la Historia o la Sociología. Eso, en ocasiones, puede generar rechazo en determinadas etapas educativas.
Por lo que respecta a la metodología inversa en la enseñanza de la Lengua y la Literatura, ésta tiene como ventajas que se centra en la lengua tal y como la conocemos en la actualidad y, además, se trabaja la literatura poniendo como centro de atención en un texto, una obra o una persona que escribe favoreciendo que no se produzca una dispersión del aprendizaje. Es por ello que se produce una mayor construcción de las interpretaciones del texto y permite crear una serie de hipótesis que fomentan la creatividad de la persona que está inmersa en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
No obstante, esta metodología tiene sus inconvenientes como, por ejemplo, la dificultad para personas con poca experiencia en el análisis literario o la interpretación errónea de la obra por no conocer el contexto en el que fue creada.
Como conclusión, defendemos la idea de que hay que encontrar un equilibrio entre ambas metodologías, pues son herramientas muy potentes si se utilizan en el momento preciso y con las personas adecuadas.
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