jueves, 31 de octubre de 2024

La literatura historicista, ¿a favor o en contra?

 



Como maestra, y con la experiencia de tener a adolescentes delante, afirmo que conceptos como rechazo, desinterés y aburrimiento suelen ser las emociones predominantes en los discentes cuando el docente menciona el término “literatura”. Vivimos en una sociedad en la que la literatura se ve desplazada por otros temas de actualidad que, aunque interesantes, están quizás alejados de lo que esta materia quiere.

La literatura historicista forma parte de nuestra cultura literaria y es fundamental transmitirla en las aulas, ya que promueve el desarrollo lingüístico, cultural y social de los discentes, preparándolos como ciudadanos de su país. Sin embargo, la complejidad que implica esta enseñanza puede no ajustarse a las capacidades de los discentes. Existen multitud de debates sobre si debiera reajustarse el enfoque, partiendo de obras contemporáneas hacia las más antiguas, o, por el contrario, mantener una línea cronológica, presentando obras actuales relacionadas con temas más próximos a los intereses de los discentes, para que puedan sentirse identificados.

Personalmente, opino que ambos métodos son válidos y ofrecen aspectos positivos en el aprendizaje. Una visión ordenada en el tiempo permite comprender la evolución de los sucesos históricos y su influencia en la literatura. Por otro lado, a partir de los intereses y la motivación de los discentes, considerando su madurez y habilidades lingüísticas, puede facilitar el establecimiento de relaciones intertextuales significativas en su aprendizaje.

Una propuesta sería explorar diferentes obras desde los comienzos de la literatura, permitiendo que los estudiantes conozcan su existencia y los movimientos literarios. Luego, podrían centrarse en aquellos que más les llamen la atención. Además, se podría seleccionar alguna obra y relacionarla con la actualidad, empleando no solo la literatura, sino también el cine, el teatro e incluso las nuevas tecnologías.

No se debe perder de vista la literatura histórica, ya que forma parte de nuestra cultura, nuestro arte, nuestra música y nuestra vida. Si se establecen relaciones entre el pasado y el presente, el aprendizaje cobra sentido y la literatura se acerca a los discentes, mitigando los sentimientos de rechazo y negación.

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