martes, 5 de noviembre de 2024

Literatura a dos tiempos: repensando la enseñanza de la literatura


Las metodologías de enseñanza se encuentran en constante cuestionamiento debido a la preocupación docente por ofrecer la mejor educación al alumnado en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se trata de un ámbito de discusión y, sin duda, de algún que otro suspiro exasperado por parte de docentes y estudiantes. La elección de la metodología en el ámbito de la literatura se debe a la investigación de estrategias para simplificar el aprendizaje y despertar interés en el estudiante para motivarlos y fomentar en ellos una conexión con los textos. En concreto, se destacan dos enfoques que comprenden la metodología historicista y la enseñanza inversa. 

Durante mucho tiempo, la metodología historicista ha sido muy importante para enseñar literatura. Este enfoque busca introducir a los estudiantes en la literatura desde sus orígenes, explorando las grandes obras y autores que han dado forma al pensamiento y la cultura a lo largo de los siglos. De esta manera, la literatura se muestra como una especie de legado cultural: "El Cantar del Mio Cid", "La Celestina" o "Don Quijote de la Mancha"... Todos estos elementos son cruciales para comprender los fundamentos de la literatura y la cultura de España. Esta visión, al presentar la literatura en su inicio, permite a los estudiantes entender cómo los valores, tradiciones y lenguaje han evolucionado a lo largo de los siglos, favoreciendo su desarrollo de capacidades para el pensamiento crítico. Así, pueden entender cómo vivían, pensaban y sentían en diferentes tiempos. No obstante, se enfrentan a problemas para vincularse emocionalmente con la historia y, sin este vínculo, los escritos se ven como si fueran ajenos, provocando desinterés e incluso, desestimando la literatura. Es un acceso a un mundo inexplorado para los estudiantes de esta generación. Si bien es cierto que Shakespeare no escribió “Romeo y Julieta” para que lo comparamos con las novelas románticas de Elísabet Benavent pero, ¿por qué no hacerlo?

Así nace la enseñanza inversa, que se inspira en escritores y autoras contemporáneas de inmediata importancia cultural para los estudiantes. Es en este punto donde el profesor desempeña el papel de detective cultural, tratando de descubrir qué literatura es la que verdaderamente capta el interés de los estudiantes. Alice Kellen, autora de novelas amorosas, Javier Castillo, autor de novelas de intriga, o Elvira Sastre, autora de poemas de amor y desamor. Si nos centramos en autores y autoras de este tipo, se conseguirá establecer un vínculo más fuerte, dado que el estudiantado identifica circunstancias y problemas que les parecen próximos y actuales. Si nos ajustamos a los intereses y circunstancias del estudiantado, se establecerá un vínculo emocional, en lugar de ese choque de épocas que implica la metodología historicista.  Pero, ¿realmente podemos entender a un autor contemporáneo si nunca hemos oído hablar de los clásicos?

Las dos metodologías poseen sus pros y contras. Sin embargo, ¿qué pasa si fusionamos pasado y presente? "La Celestina" de Fernando Rojas y "Valeria en el espejo" de Elísabet Benavent son obras separadas por más de medio siglo, pero ambas exploran las complejidades del amor y sus contradicciones emotivas.. ¿Podría esta estrategia combinada ser la táctica ideal para motivar a los estudiantes a indagar en detalle en la literatura? ¿Cómo podría esta estrategia fomentar en ellos un interés por los escritos literarios, antiguos y actuales?


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