La literatura infantil es un elemento fundamental en el desarrollo integral del ser humano. Desde hace siglos, el arte de contar historias y cantar canciones ha sido una herramienta poderosa para educar en valores y transmitir conocimientos y emociones. Cabe destacar que la profesión de cuentacuentos ha evolucionado. Sin embargo, su importancia sigue siendo crucial en la actualidad.
El pasado jueves 21 de noviembre el alumnado de la asignatura de Investigación en Didáctica de las Lenguas y la Literatura tuvimos la oportunidad de conocer a Bea, también conocida como Cuentina. Bea nos recordó la relevancia de la lengua y la literatura en la Educación Infantil.
¿Cuáles son los beneficios de contar cuentos?
Cuando los niños y niñas aún no son capaces de leer, el adulto actúa como mediador entre el texto y ellos. Por ello, además de leer y observar las imágenes de un álbum ilustrado en casa con los familiares, las sesiones que realizan los cuentacuentos como Cuentina son una oportunidad enriquecedora.
A través de los cuentacuentos se consigue que los oyentes disfruten de la lectura incluso antes de aprender a leer. Son capaces de reconocer palabras o saber cómo continúa una historia después de haberla escuchado en otras ocasiones.
En definitiva, contar y cantar fomenta la adquisición de vocabulario, estimula la imaginación y ayuda a que los niños y niñas sean capaces de identificar y expresar emociones.
¿A qué edad puedo ir a una sesión de cuentacuentos?
Bea comentó que la mayoría de su público en las sesiones de cuentacuentos son niños y niñas menores de cinco años, lo cual es una lástima, ya que esta actividad tiene grandes beneficios comentados anteriormente. La experiencia de escuchar historias, ya sea en casa con familiares o en espacios públicos como bibliotecas o parques, es trascendental para el desarrollo tanto cognitivo como emocional de los más pequeños.
Mi madre me contaba que asistía a sesiones de marionetas en el parque de Canalejas cuando era pequeña. También recuerdo cuando yo misma iba al Castillo de Santa Bárbara, al parque Lo Torrent y al parque Lo Morant a participar en cuentacuentos. Esos momentos eran una oportunidad para aprender, divertirse, emocionarse y crear un vínculo con la literatura.
Incluso en etapas más avanzadas, como la educación secundaria, las sesiones de cuentacuentos pueden seguir siendo relevantes. Mi experiencia escuchando Contes de Poche de Brigitte Arnaudiès en la Universidad de Alicante demuestra que la narración puede adaptarse a diferentes contextos y edades. Asistí gracias a mi profesora de francés, quien organizaba actividades enriquecedoras tanto fuera como dentro del aula.
¿Qué criterios debemos seguir para seleccionar obras?
Para elegir una obra hay que tener en cuenta la etapa en la que se encuentran los niños y niñas. En las primeras edades, los libros pop-up o desplegables con texturas son una opción ideal. También destacan los libros-juego y los álbumes ilustrados, en los que el texto y la ilustración trabajan juntos para construir el significado de la historia. En esta primera etapa, los libros deben tener más imágenes que texto.
Hablando de ilustraciones, es imprescindible mencionar a reconocidos ilustradores como Roser Capdevila, Pilarín Bayés, Quentin Blake, Oliver Jeffers, Benjamin Lacombe, Chris Haughton o Khoa Le.
Respecto a la temática, debe ser variada. Por ejemplo, se puede trabajar acerca de las emociones con lecturas como El monstruo de colores, Érase una vez un niño comepalabras o Emocionario. Di lo que sientes. También se puede hablar del control de esfínteres con El topo que quería saber quién había hecho aquello en su cabeza o las fobias como El miedo del pasillo.
La importancia de la figura del cuentacuentos
La manera de contar un cuento es determinante para transmitir el mensaje. Esta situación ocurre en un lugar concreto y durante un tiempo determinado. Bea nos contó la importancia de modular la voz, del ritmo y la entonación. Asimismo, es imprescindible el lenguaje no verbal, como los gestos, el uso de objetos y la música para crear un ambiente propicio que invite a los niños y niñas a que participen activamente en la narración.
Cuentina hizo hincapié en el papel clave de la música para acompañar las narrativas. Un ejemplo es el trabajo del cantautor Dani Miquel. Bea también mencionó el valor de jugar y, por ello, los libros-juego son una gran oportunidad para jugar y leer al mismo tiempo. Títulos como La Fallera Calavera de Enric Aguilar o Alitas de pollo de Juan José Izquierdo Prieto y Louis Dambaya son excelentes opciones.
El desafío actual
A pesar de actividades como los cuentacuentos, diferentes estudios muestran una disminución en la lectura durante la etapa de primaria. Los resultados remarcan la necesidad de mantener vivo el arte de contar y cantar, adaptándolo a las necesidades y preferencias de los niños y niñas de hoy.
Para finalizar, la literatura infantil no solo es una fuente de entretenimiento, sino también una herramienta fundamental para el desarrollo emocional, cognitivo y social. En un mundo cada vez más digital, el papel de los cuentacuentos y la literatura infantil se vuelve aún más crucial para fomentar la imaginación, la empatía y el amor por la lectura desde una edad temprana.
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