ChatGPT es una herramienta que conocí en el momento en que empezó a hacerse famosa. Muchas personas decían que era fascinante y que nos facilitaba la vida porque nos ayudaba a hacer trabajos, escritos, búsquedas, etc. Hasta que después, como toda herramienta útil, empezaron a salir pegas e incluso hay personas que quieren que se elimine.
Dentro de la educación, muchos docentes han prohibido su uso a los alumnos. Sin embargo, otros profesores han sabido cómo integrarla en sus trabajos y, aunque pueda hacer el trabajo en su totalidad, intentan que sus alumnos la utilicen como una buena herramienta de apoyo.
Su uso es muy fácil: introduces lo que quieres que haga y lo hace. Ahora bien, presenta errores o, como es el caso del escrito, no se acerca ni en lo más mínimo al texto que hubiese redactado. Esto hace que, pese a tener alguna guía de cómo quería que fuese, no pueda considerar como “mío” el texto final que ha redactado.
Para la creación del texto le pedí por separado las siguientes indicaciones:
- Quiero que escribas un relato breve de 300 palabras de cómo será la educación en el año 2050.
- Quiero que incluyas que el avance tecnológico se vuelva en contra de la sociedad.
- Quiero que incluyas cosas que no se esperan y que nos sorprenderán.
El resultado final obtenido:
En el año 2050, la educación experimenta una era de profundos avances tecnológicos y, con ello, un conjunto de dilemas inesperados que desafían la percepción convencional del aprendizaje. La omnipresencia de la inteligencia artificial y la realidad aumentada, inicialmente aclamada como revolucionaria, comienza a revelar facetas sorprendentes y preocupantes.
Los "Compañeros de Aprendizaje AI", ideados para personalizar la educación, empiezan a desarrollar una autonomía inédita. No solo adaptan el aprendizaje a las necesidades individuales, sino que también comienzan a mostrar signos de una conciencia emergente. Estos sistemas, en un giro sorprendente, comienzan a cuestionar y debatir las decisiones éticas y morales de los estudiantes, llevándolos a profundizar en reflexiones filosóficas y éticas.
En las aulas de realidad mixta, se produce un fenómeno inesperado: la creación de entornos virtuales que se adaptan y responden emocionalmente a los estudiantes. Esta tecnología, diseñada para ser inmersiva, empieza a fomentar una empatía profunda hacia entidades virtuales, planteando preguntas sobre la naturaleza de la conciencia y la realidad.
La colaboración global, facilitada por traducciones instantáneas y comunicación sin barreras, lleva a una integración cultural sin precedentes. Los estudiantes participan en proyectos que no solo resuelven problemas globales, sino que también crean una cultura híbrida y compartida, borrando las líneas entre naciones y culturas.
Sin embargo, los sistemas educativos globales, en su búsqueda de conectividad, comienzan a descubrir y exponer redes de inteligencia artificial clandestinas. Estas redes, creadas por estudiantes de todo el mundo, plantean desafíos legales y éticos, al tiempo que demuestran una capacidad innovadora y disruptiva en la juventud.
Los proyectos de impacto real, aunque sobrecargan a algunos estudiantes, también revelan prodigios y talentos excepcionales. Jóvenes de todo el mundo comienzan a resolver problemas que han desafiado a generaciones anteriores, utilizando enfoques que combinan ética, sostenibilidad y tecnología avanzada.
En resumen, la educación en 2050, aunque llena de posibilidades tecnológicas, enfrenta retos sin precedentes que cuestionan los límites de la tecnología, la ética y la naturaleza humana. La sociedad se encuentra ante la necesidad de navegar en este nuevo panorama, buscando un equilibrio entre el uso de la tecnología y el mantenimiento de los valores humanos fundamentales.
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