En los tranquilos salones de mi academia, rodeado por el suave susurro del bambú y la fragancia del incienso, yo, Confucio, me presento ante un círculo de mentes ávidas, mis discípulos hambrientos de sabiduría. Con un porte tan tranquilo como el fluir de los ríos, emprendo el noble viaje de impartir conocimientos a estos buscadores de la verdad.
"Aprendan como si nunca fueran a ser capaces de dominarlo; deténganlo como si temieran perderlo", declaro, haciendo hincapié en la virtud de la humildad en la búsqueda de la sabiduría. Mis palabras, como los delicados trazos del pincel de un calígrafo, tejen un tapiz de ética y moralidad. Guío a mis discípulos para que abracen el camino de la benevolencia, la rectitud y la piedad filial, virtudes que forman los cimientos de una sociedad armoniosa.
Mientras el sol proyecta su cálido resplandor a través de las ventanas enrejadas, expongo la importancia del li, el decoro ritual que da forma a nuestras interacciones. "En vuestros actos, no os contentéis con observar las formas del decoro; en vuestro corazón, no dejéis de respetarlo", aconsejo, instando a mis alumnos a cultivar la sinceridad y la autenticidad en su vida cotidiana. Porque, en la gran danza de la existencia, es el ritmo del decoro el que orquesta una sinfonía de orden.
En el aula, santuario del discurso intelectual, resuenan los ecos de mis enseñanzas sobre el concepto de ren-benevolencia y humanidad. "¿No es un placer, después de haber aprendido algo, ponerlo a prueba?". pregunto, animando a mis discípulos a traducir el conocimiento en acción virtuosa. Les recuerdo que la verdadera medida de la sabiduría no reside en la mera acumulación sino en su poder transformador para elevar el propio carácter.
En este espacio sagrado, donde la sabiduría fluye como un suave arroyo, yo, Confucio, continúo moldeando las mentes de estos fervientes aprendices. Cada palabra, una gota en el vasto océano de la iluminación, mientras les guío en un viaje hacia convertirse en individuos ejemplares, líderes virtuosos y arquitectos de una sociedad armoniosa.
A. ¿Conoces la herramienta de ChatGPT? ¿Qué opinas del uso de la IA en educación?
Creo que la IA está teniendo un gran impacto en el mundo de la educación, empezando por sus ventajas, la IA puede analizar los patrones y preferencias de aprendizaje de un individuo para personalizar la experiencia de aprendizaje. Esta adaptación del contenido educativo a las necesidades individuales mejora la comprensión y la retención, además de esto puede proporcionarle inspiración para seguir adelante con su trabajo cuando se le agote la inspiración y los sistemas de IA pueden analizar grandes cantidades de datos para proporcionar valiosas perspectivas sobre el rendimiento de los estudiantes y las tendencias de aprendizaje. Los educadores pueden utilizar esta información para tomar decisiones con conocimiento de causa y ajustar sus métodos de enseñanza en consecuencia. Sin embargo, sus desventajas son que se teme confiar demasiado en esta tecnología y en la privacidad del usuario, y que se necesita mucho dinero para aplicar esta tecnología en la educación, además de que no cuenta con la interacción y la emoción humanas, por lo que, si bien nos aporta comodidad, también tenemos que enfrentarnos a los retos que conlleva.
B. ¿Ha sido difícil su uso? Comenta si te ha ayudado o te ha dificultado el trabajo.
Tengo que decir que siempre me da buenas ideas cuando no tengo inspiración para crear mi obra, y es tan bueno de usar que a veces sigo sus consejos, y además, cuando no puedes averiguar cómo usar algo en Internet, o necesitas pasar mucho tiempo buscándolo, el GPT te ahorra el tiempo de buscarlo, ¡y te lo explica con todo lujo de detalles!
C. El relato que has obtenido, ¿es similar al que tú hubieras escrito?
Es más o menos lo mismo que la trama aproximada que tenía en mente, pero sus detalles son mucho mejores, y el desarrollo de la historia y hacia dónde se dirige no se parece mucho al mío.
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