El cuento entendido como una herramienta mágica.
El
pasado jueves en la clase de Investigación en Didácticas de la Lengua
y la Literatura, tuvimos el privilegio de vivir una experiencia
enriquecedora junto al profesor Ignacio Ballester y la encantadora Bea, maestra
en Educación Infantil y apasionada animadora en su tiempo libre. Bea nos abrió
las puertas a un mundo mágico, mostrándonos cómo convertir la lectura de un
cuento en un momento único, dinámico e inclusivo para cada uno de nuestros
alumnos y alumnas. Nos enseñó a disfrutar el arte de ser "cuentora",
ese hermoso papel de ser el puente que conecta el hábito de leer con las
vivencias que las palabras escritas pueden despertar en nuestros discentes.
En
cada palabra y cada gesto, Bea nos recordó la fortuna que tenemos, como
maestros/as y profesores/as, de ser los guías que moldean a pequeños y pequeñas
que se convertirán en grandes lectores y lectoras en el futuro. En sus ojos,
vimos el reflejo del impacto que podemos generar al fomentar el amor por la
lectura. Fue una oportunidad para apreciar que, más allá de enseñar, creamos
conexiones profundas con historias que siembran valores, imaginación y sueños.
Siguiendo
este viaje entre la práctica y la teoría, quiero reflexionar sobre los aportes
de diversos autores y autoras que han destacado el poder transformador del
cuento como motor de aprendizaje.
El
cuento: una herramienta para el alma y la mente
Desde
tiempos inmemoriales, el cuento ha sido mucho más que un simple relato; es un
vehículo cargado de magia capaz de transmitir valores, conocimientos y
despertar habilidades cognitivas. Por su brevedad y su capacidad para capturar
la atención, se erige como un recurso ideal para fomentar aprendizajes
significativos que conecten el corazón con la mente.
A
continuación, comenzaremos a exponer a los autores que abogan por el uso del
cuento en la enseñanza:
Gianni
Rodari y la chispa de la creatividad
En
su emblemática obra Gramática de la fantasía, Gianni Rodari destaca
cómo el cuento puede desatar la imaginación y estimular el pensamiento crítico.
Nos invita a jugar con las palabras, a unir conceptos aparentemente inconexos
mediante ejercicios como el binomio fantástico. Rodari nos recuerda
que cada historia puede ser el inicio de un universo nuevo, y que en manos de
nuestros estudiantes, el cuento se convierte en una herramienta para soñar y
construir.
Jerome
Bruner y el poder de la narración
Desde
una perspectiva más estructural, Bruner propone que las historias son
esenciales para organizar el conocimiento y darle sentido. Según su teoría del
aprendizaje narrativo, los cuentos permiten a los estudiantes entender
conceptos abstractos a través de situaciones concretas, conectando lo nuevo con
su propio mundo. Es decir, cada narración es un puente que une experiencias
personales con nuevos aprendizajes, haciéndolos más significativos y duraderos.
Las
hermanas Agazzi y la pedagogía del asombro
Rosa
y Carolina Agazzi, pioneras en la educación infantil, nos legaron la
importancia de integrar el cuento y la canción como pilares del aprendizaje.
Para ellas, estas herramientas no solo desarrollan el lenguaje, la memoria y la
imaginación, sino que también nutren la sensibilidad, la atención y el sentido
de comunidad. En sus métodos, el cuento no era solo un relato, sino un medio
para descubrir la belleza en lo cotidiano y despertar en los niños el deseo de
aprender a través del juego.
Vygotsky
y la interacción transformadora
Lev
Vygotsky, con su concepto de la zona de desarrollo próximo,
enriquece nuestra comprensión del cuento al resaltar cómo el diálogo entre
docentes, estudiantes y las historias puede llevar a aprendizajes más
profundos. Mediante preguntas y reflexiones, el cuento se convierte en una
herramienta de andamiaje, un medio para que los niños avancen más allá de lo
que podrían lograr por sí solos.
Bruno
Bettelheim y el poder de los cuentos de hadas
Desde
una perspectiva emocional, Bettelheim nos muestra en su obra Psicoanálisis
de los cuentos de hadas cómo los relatos tradicionales ayudan a los
niños a enfrentar sus miedos y comprender el mundo de manera simbólica. Cada
historia se convierte en un espejo donde los pequeños pueden reconocer y
procesar sus conflictos internos, fortaleciendo su desarrollo emocional y
psicológico.
Cuentos
en el aula: un universo de posibilidades
En
la práctica educativa, el cuento se despliega como un recurso multifacético.
Desde enseñar a leer y escribir hasta desarrollar el pensamiento crítico y la
resolución de problemas, cada historia narrada crea un espacio de aprendizaje
activo, colaborativo y lleno de imaginación. Ya sean cuentos tradicionales,
contemporáneos o creados por los propios estudiantes, la narración fomenta un
ambiente donde las ideas fluyen, las emociones se comparten y el aprendizaje se
disfruta.
Para
concluir con la entrada, el cuento no es solo un entretenimiento o un dulce eco
de la infancia; es un motor clave en la formación integral de nuestros
estudiantes. Con su capacidad para conectar lo cognitivo, lo emocional y lo
social, los cuentos nos invitan a mirar más allá de las palabras y a descubrir
un mundo lleno de posibilidades. Como docentes, tenemos el privilegio y la
responsabilidad de ser los narradores de estas historias, sembrando en cada
mente y corazón el amor por la lectura y el aprendizaje. Hoy, gracias a Bea y a
los autores que nos inspiran, llevamos con nosotros no solo la técnica, sino el
sentimiento de que narrar es, en esencia, un acto de amor.