Estábamos bastante cansados. Los ventiladores eran insuficientes para disipar tanto calor. Habíamos estado corriendo, durante el descanso, por la pista de fútbol. El reloj apenas era capaz de mover sus manecillas.
Por la puerta principal entró, como siempre, con la mochila y el libro de texto el profesor. Nos mandó callar mientras encendía el ordenador y el proyector. Mientras fue pasando lista y comprobando que habíamos realizado las actividades de la sesión anterior.
A continuación, realizó un breve repaso de los contenidos impartidos el último día. Se percibía cierto murmullo entre nosotros. Última clase del día, calor insoportable. No se podía prestar más atención.
Algunos compañeros intervinieron en la corrección de actividades. Juan y Marta revisaron las actividades de comprensión lectora. Él expuso su propuesta de comentario en la pizarra; ella, desde su pupitre. Apenas se veían las correcciones desde el final de la última fila y, todavía menos, se escuchaba al profesor.
Lectura en voz alta de las características del texto narrativo y esquema con los elementos más importantes. La metodología de siempre. Nada nuevo. Nos conto, eso sí, un breve relato para ejemplificar los conceptos teóricos.
Dos compañeras preguntaron sobre los tipos de personajes.
-¡Buenos y malos! -exclamó bromeando el docente.
-Para dentro de tres semanas tenéis que entregar vuestra narración, según las bases del concurso del instituto. A ver si, al menos, ganáis un libro. -Concluyó la clase el profesor.
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